Árbol del abecedario - La letra Z

La vigesimosexta letra de nuestro alfabeto era la séptima del alfabeto semítico. Llamaban a esta letra "za" (pronunciada "zag") y la dibujaban como un puñal estilizado. Los fenicios utilizaban aproximadamente el mismo signo gráfico, al que llamaban "zayin" y que también significaba puñal o arma. Un símbolo similar aparece en otras culturas, todas con el mismo significado.

Hacia el año 1000 a.C., el zayin fenicio se convirtió en la "zeta" griega. El carácter griego se parecía más a una daga que el zayin, pero no tenía mucho parecido con la Z que usamos actualmente.

De hecho, se parecía mucho a nuestra actual I mayúscula (sobre todo si se utilizaba el tipo ITC Lubalin Graph u otro tipo de letra con gracias).

Los romanos adoptaron la zeta en su alfabeto, pero como el sonido no se utilizaba en la lengua latina, la letra acabó suprimiéndose y la posición de la séptima letra se cedió a la G. De hecho, la Z podría no haber llegado nunca a nuestro alfabeto actual, de no ser por algunas palabras griegas extraviadas que se incorporaron a la lengua romana después de que los romanos conquistaran a los griegos. Para escribir estas palabras era necesaria la Z, y así, varios siglos después de que fuera desterrada del alfabeto romano, se permitió su regreso. Sin embargo, como la letra no formaba parte de la lengua romana tradicional, la Z quedó relegada al último lugar en la jerarquía alfabética.

Los romanos utilizaban la forma I mayúscula de la letra en sus inscripciones monumentales, pero no hay ninguna en la famosa Columna Trajana. (En la columna no hay ninguna palabra griega).

Sólo cuando la letra fue escrita por escribas y calígrafos, los trazos superior e inferior se desplazaron entre sí y se conectaron mediante lo que pasó a ser un trazo diagonal, en lugar de vertical. ¿Por qué se produjo este cambio? Probablemente porque era más rápido y fácil de escribir.

La tecnología digital ha permitido al famoso diseñador tipográfico y calígrafo Hermann Zapf hacer realidad un sueño de décadas. Quería crear un tipo de letra basado en los bocetos caligráficos que hizo en un cuaderno de 1944.

En los primeros años de la carrera de Zapf, era imposible crear un tipo de letra a partir de las formas muy inclinadas y superpuestas del cuaderno de bocetos. Sin embargo, las innovaciones de la tipografía digital abrieron la puerta a la creación de letras con grandes franjas, superposiciones y múltiples alternancias.

En 1993, Zapf inició una colaboración técnica, con David Siegel y Gino Lee, para digitalizar los alfabetos de 1944. Cinco años más tarde, Linotype GmbH completó y publicó los tipos de letra definitivos. La familia tipográfica Zapfino™ consta de cuatro alfabetos básicos con muchas alternativas estilísticas que pueden mezclarse libremente para emular las variaciones del texto manuscrito.

Zapfino Extra se lanzó en 2003 como una ampliación de la familia original. Cuenta con una amplia gama de caracteres alternativos, hiperflorescencias y ornamentos. Le han seguido muchas otras fuentes inspiradas en la caligrafía, pero Zapfino fue la primera.

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